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Editorial - 1116

 


Personas virtuales

 

La vida es una experiencia maravillosa que valoramos poco porque nos hemos acostumbrado a ver las cosas como algo común y rutinario. Sólo valoramos las cosas cuando las perdemos. Sólo el enfermo valora la salud. Sólo el preso valora la libertad. Sólo el enfermo terminal valora la vida,...


Hemos llenado la mente de tantas cosas inútiles y de tantas necesidades creadas que hemos perdido el sentido de la vida y desconocemos el valor real de las cosas.


La palabra de moda es "virtual". Todo es virtual. Podemos estar encerrados en nuestra habitación y tener cientos y miles de "amigos" y "seguidores" en todas partes del mundo, y, sin embargo, no tener un solo amigo verdadero.
Todo es virtual. Somos ciudadanos virtuales. Tenemos amigos virtuales. Somos moralmente virtuales y emocionalmente virtuales.

 

Si observas la naturaleza verás que las cosas se suceden con el mismo ritmo que hace millones de años. La naturaleza no tiene prisa, sólo los seres humanos vivimos inquietos y estresados. La inquietud y el estrés se han incrementado, sobre todo, a partir de la industrialización, momento en el cual se inició una competencia por la acumulación de riqueza. A partir de este momento, el hombre se convirtió en una pieza anónima del gran robot industrial.

Desde entonces se ha incrementado la competencia y el hombre ha quedado sometido a la voluntad de las máquinas, de los robots, de internet y de tantos otros mecanismos que están convirtiendo a los seres humanos, especialmente a niños y jóvenes, en un seres virtuales, en cascarones de persona, vacíos por dentro, sin ideas propias, sin criterios y sin sentimientos.


El profesor japonés Akiyod Mori, especialista en neurología, de la universidad de Nihon, señala que, una sobredosis de video - juegos es capaz de destruir la sede cerebral de las emociones.


Acaba de realizar una investigación, durante un año, con 240 jóvenes de 6 a 29 años y ha encontrado que quienes se sientan frente al Play Station o el Nintendo, dos o tres horas, durante cuatro días a la semana, reducen el nivel de la actividad emocional y creativa, hasta el punto que convierten en semi robot. Pero la situación empeora en el caso de los videos dependientes, que utilizan los juegos electrónicos de dos a siete horas diarias. Estas personas tienen un electroencefalograma casi plano, en lo que respecta a las ondas emotivas; lo cual indica que han perdido casi toda la sensibilidad afectiva. Esta situación no mejora una vez que se apaga la videoconsola.

Las personas video dependientes son muy irritables, tienen dificultades para la concentración, para cultivar amistades y para relacionarse con los demás. Tienden a convertirse en egoístas e insensibles. Podemos afirmar que, los videos - juegos son verdaderos “reductores del cerebro y de la conciencia" Existen otros muchos aparatos y actividades de redes que automatizan a las personas y producen los mismos efectos que los video juegos.

La relación y la convivencia con esta clase de personas, resulta difícil o imposible porque viven encerradas en su mundo virtual.

 

La era virtual es positiva, en cuanto ofrece infinidad de oportunidades para aprender, relacionarse, etc. El problema surge cuando perdemos la conciencia de la realidad y nos volvemos adictos a las redes. Necesitamos pisar tierra para no desconectarnos de la realidad de la vida.

Muchas personas están atrapadas pero no se dan cuenta, otras se dan cuenta de su situación y desean cambiar, pero no pueden, porque han creado adicciones que se lo impiden.


Aún estás a tiempo, reflexiona y toma conciencia del gran milagro que es la vida y vive cada día de forma consciente, con ilusión, con emoción, con intensidad. Evita quedar atrapado en cualquier tipo de redes.

 

Detén la marcha, no tengas prisa ni angustia, porque "A cada día le basta su propio afán"

 

Capacítate para resolver las cosas con eficacia. Organiza tu vida. Establece prioridades y céntrate en las cosas importantes por las que vale la pena vivir y luchar. No te llenes de necesidades ni de cosas inútiles. Sé libre.

 

Disfruta el placer de la compañía de tus familiares y amigos y de tantas personas buenas con las que te relacionas cada día. Da amor y recibirás amor.

 

No te encierres en tu castillo virtual, porque terminarás desconectado de la naturaleza, de la gente y de la vida, y sentirás el vacío de la soledad.

 

 

 

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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